Jhon Francis Peña Arévalo. Conocido con el nombre intelectual de Da Vinci, con el cual ha publicado artículos de psicoterapia y psicología cristiana, como también en poesía y cuentos en Bolivia. Reside en Chimbote desde la pubertad.
Psicólogo, especialista en Psicopatología en Neuroelectrobioquímica, y musicoterapia. Ex seminarista del Opus Dei. Es reconocido como científico por sus aportes en la psicoterapia para la depresión por la IPE – francesa.
En la literatura ha publicado los poemarios “Dos Lunas” (2007), “psicoanálisis de un poema” (2008), en narrativa ha publicado un libro de cuentos “Hablando con la soledad” (2011). Muchos de sus trabajos literarios han sido incluidos en diversas antologías.
Es egresado de la UNPI-EE.UU, y de la Oxford Univesity - Inglaterra. Actualmente asesora algunas universidades en investigación científica experimental. Dicta talleres y seminarios psicoterapéuticos y entre otros temas.
. Epitafio a un amigo salvaje .
He escrito un epitafio sobre mi
corazón,
porque te he enterrado en mí,
y seré el guardián de esta gran
amistad
que nunca encontré en un ser
humano.
Aún sigo atrapado en la soledad en
que
me enseñaste como una forma de
sabiduría,
y a veces creo transformándome en
un felino.
Estoy incompleto dentro de un
reloj suizo,
atrapado entre los drenajes del
tiempo,
que se convertirá en recuerdo,
quedará la fijación de tu salvaje
mirada,
que todavía está anclada sobre mis
manos.
Te extraño, a pesar que fui tu
verdugo,
te amo, porque fuiste mi mejor
amigo.
Mis lecturas estarán sin tu
presencia,
sin tu sabia forma de motivarme.
Contigo aprendí a escribir poesía,
además de disfrutar de la
naturaleza,
porque eras parte de ella.
Tu cuerpo atigrado,
exhortaba tanta belleza en mi
vida,
y las caricias se detenían en la
suavidad de tu largo lomo alpino,
tus ojos eran el color del
universo y en los que
navegaba con esas poesías
incomprendidas.
Me es imposible recuperar una
parte más de mi propio ser, es que
siempre
serás irremplazable como la
necesidad de amar.
Aún en mis sueños escucho
el eco de tus ronroneos,
aproximándose
como tus pasos de ballet.
En todo ello te encuentro
como una estrella solitaria en el
firmamento
de nuestras memorias, en todos los
libros
que leímos juntos, en cada poema
que escribí a la vida y a la mujer
que ame.
Las mil ausencias que me atacan
con sus nostalgias, han desplomado
en un grito el dolor de mis
entrañas,
ya no hay nada, mucho menos quedo
yo,
en esta insurgencia de tu
despedida furtiva.
Mis palabras se rompen a pedazos
como cristales de nieve, y mi
vocabulario
es mudo e indiferente en tus ojos y la luz
de la vida reflejada en ellos,
es parte de un cuadro lleno de
códigos,
pintado por Da Vinci, y en cada
uno de ellos,
vive un secreto de nuestras
confesiones.
Sé que no eres humano, pero qué
bien,
que no te parezcas a ellos,
así eres perfecto, como un gato,
y yo seré para ti un humano con
corazón de felino.
Ambos seremos como siempre
en la eternidad, amigos.
(Del Poemario “Dos lunas” – 2007)
. Sueños de aves .
Los
pájaros de papel se han
posado
en mi almohada.
Y
un sueño etéreo se ha quebrado
en
la realidad inexorable,
Somos
zombis en un mundo
ajeno
a lo que somos,
¿será
nuestro hogar o nuestra cárcel?
Nuestras
aves vestidas de ostentas plumas
que
toco el rey midas,
se
han desplomado porque han creído
en
los deseos de una estrella fugaz,
entonces
han muerto.
Somos
aves con alas quebradas,
cansadas
de tanto volar
en
un universo inventado por la nada
que
mata los sueños de todo pájaro.
Las
aves en peligro de sueños en extinción,
proclaman
en protesta revolucionaria
la
libertad de existir, de revelarse como
una
fotografía castigada en el tiempo;
ya
estamos quedándonos sin pluma,
sin
sueños, con ese todo
que
se encuentra en la nada.
Lo
inconsciente de Sigmund Freud
nos
acaricia el sentido de la sobrevivencia
por
instintos, y nos damos cuenta que no
tenemos
ningún complejo,
solo
ha sido parte de la culpa
por
no volar con nuestras aves,
que
se han forjado en las almohadas,
para
calmar nuestros sueños de niños miedosos.
(Del poemario “Psicoanálisis de
un Poema” – 2008)
. Despedida sin adiós .
Nos
despedimos con la sonata de un beso
que
se esfumó en nuestros labios.
Prometimos
nunca olvidarnos como seres inmortales,
pero
no nos dimos cuenta que hasta
el
mismo tiempo no tiene memoria.
Dijimos
adiós y luego sobrevino la muerte de nuestros nombres,
en
una cama de rosas, que se cubre de nostalgias
y
pasiones que muerden el corazón.
Solo
quedaron los recuerdos como herencia
de
nuestro amor que nunca acabo, está en nuestra sangre,
en
nuestra boca y en nuestras manos.
Siempre
supe que algún día te marcharías,
que
construirías una escalera y la tenderías
al
cielo para mudarte a otro mundo.
Nunca
existió nuestra despedida,
sólo
fue un hasta luego vestido de nostalgia.
Siempre
quedaran palabras por escribir,
párrafos
por leer y cartas por abrir.
No
quiero quedarme con nadie, ni con tus recuerdos,
quiero
quedarme contigo, con tus besos y caricias
en
nuestras noches de veinticinco horas,
de
años sin meses, solo de ti, pero lástima que ya es tarde
para
detener el tren de nuestras vidas.
(Del poemario “Dos Lunas” – 2007)
. Existencia del amor .
Tendamos el amor bajo la sombra de
un viejo árbol,
lo encargaremos a un vagabundo,
nuestros sueños estarían bajo la
protección de una ave en extinción,
dejaríamos al cangrejo hacerse
cargo de nuestro tiempo
No tengas miedo, sobreviviremos.
Es la vida.
(Inédito, otoño del 2012)