jueves, 7 de marzo de 2013

Viscely Zarzosa







Viscely Zarzosa (Ancash, Perú, 1994).
Es estudiante de Comunicación social de la Universidad Nacional del Santa. Ha sido seleccionado en diferentes medios de creación literaria. También aparece en la muestra de poesía neochimbotana “Vientos del sur”. Pertenece al  grupo literario “Isla Blanca”.  Actualmente es colaborador del suplemento “Semana siete” de La Industria de Chimbote.






. Adiós .
He dejado un poema en la mesa
los últimos trazos de mis predicciones
y tal vez los sueños jóvenes
                          los proyectos intactos.

Me voy,
colgado de un reproche,
con un vacío en el vacío tardío
con las noches forasteras
y juro que solo quedará de mí
un poema inconcluso
un himno sin coro,
y cuando la lluvia besé estos manuscritos,
será el sueño gris de mi vida.


Aquí voy,
con los crespos horquillados
con un proverbio endulzado en la boca
reparando los viejos zapatos.

Digo adiós, palabra anunciada;
no me busques entre el chisme,
tal vez encuentres una lengua de plomo.

(inédito)








. A una luz privada .
Guerrero bizarro
¿Quien entiende tu sabiduría?
Te he visto en la selva urbana
repitiendo tus mismo ritos andinos.
Tus rasgos incas,
tu marca made in Perú,
tu piel plomiza
tus manos campesinas
tus codos repletos de mugre guerrera,
y sigues errante por los senderos
como un extranjero nocturno
y tal vez sepas que tu cultura
es como un niño huérfano
                       parado en la última estación.

Pero vendré a buscarte
en una inclinación subversiva.
Tal vez tu pueblo forje
sus danzas y sacrificios al anochecer
mientas tú estarás sentado
                   acompañándome en mi mesa.

(inédito) 



. Horas taciturnas .
A mi segunda casa: Universidad Nacional del Santa

Seis de la mañana
el día me reprende
el sol subyuga la palmeta
y nadie interrumpe el sermón.
La mochila y el panes un traqueteo
ambos suspiran en la mesa
tan solo unos minutos agotados,
la celda del ocio,
nadie habla al alba
la madrugada no bosteza
Ni aún el vals de veredas,
ya los segundos
se divorciaron de cien milésimos,
a un conciso trote
el azul se colorea animoso,
una bravía marca
el minutero en treinta
nadie parlamenta extravíos
reloj que timbra en círculo mudo.
Doce de la tarde
acelera el horario universitario
escuchemos bien el tic-tac
el aire impuro
acumulado en los exámenes inconclusos
rostros patéticos
estómagos en ronroneos.
Fallecer extenuado.
volverá la habitación
de reposos tardíos
retornar a las horas indecisas
levantarse a prisa
seis de la mañana...

(Publicado en revista literaria internacional  “Delirium Tremens”. Lima, Perú, 2012.)


  
  
. El rigor de la noche .
El caminador llego solo a ver el cuarto menguante
y los ciclistas eligieron los burdeles.

Las automovilistas encendieron sus motores, partida precoz,
estacionaron su vehículos en las cantinas fichurs

Tal vez el elegido sea yo
como lo pidieron las playas abandonadas.

He nacido de un complot de inconformidad.

Soy la parábola abstracta
contada por rabíes deslenguados.
Como una voz cálida
que termina como eco en el corazón de sombra.                        
                         .

Todos están durmiendo, repitiendo credos religiosos,
mientras yo quedo atollado en miles de sueños indefinidos.

El insomnio encuentra el túnel
de alegorías.
Busco el diálogo de los grillos
y solo llego al principio del dogma de la ciudad sonámbula.

Roturación agria,
eso es el rigor de la noche
y, sin embargo, muchos dicen que es vano.

(inédito)







. Fragmentos .
Aunque me quieras buscar,
hallarás cenizas,
no sé si fui fuego
aunque ardía mis gritos fantasmas
                   mis propias locuras
                   mis perfectas manías.

Cuidado con las metáforas,
está bien que quieras buscar  poesía
           pero recuerda que soy un verso varado
y busco tierra firme
           cazando mariposas silbadoras.

Estaré en la urbe
                           búscame en las bibliotecas
luego en las pampas,
                          desafía a las olas de arena,
descubrirás que tendrás que unirme
                                     como fragmentos,
porque estoy en las lecturas
                         y en las casas de adobe.

(Publicado en revista de literaria “Millenium”. Nº 2. Perú, 2012.)



martes, 5 de marzo de 2013

Analía Ortolani









Un espacio para presentarme…
¿Qué escribir que llegue a interesar a quien lea lo que escribo?
Decido entonces sólo contar que soy Analía Ortolani, y que creo fielmente en la manifestación de las palabras, en aquellas que transmiten, sin censura, que acercan, cuestionan, abrazan, desvelan, seducen, refugian. Ellas me liberan permitiéndome expresar lo que siento, sentimientos que suelen, ante un rapto mío de insolente distracción, recordarme que estoy viva, y eso… no es poca cosa.
Sí, sólo eso por ahora, lo demás… es lo de menos.









. Sin medida .
Cuando amo,
siento que nunca es…
demasiado.
¿Puede acaso,
amarse… de más?
¿Entregarse
con recelo, y hacer un balance?
¿Cuál es la sutil distancia
que puede, presuntuosa,
señalar un… hasta aquí?
No, llegar sólo hasta ahí,
sería robarle su esencia,
y la sorpresa,
su coraje y la demencia,
para abandonarlo,
solo y vulnerable,
arrastrándolo al exilio.
No, no tengo la arrogancia
atrevida y desafiante,
para medir al amor.
Amo entonces…
sin reparos,
recuperando tiempos
libre, y solitaria,
fascinada y sin temor,
con la pasión
y la aventura,
que me reconcilian siempre…
con la vida.




. Mi mirada .
Es en tu marcha inesperada
que las alas de tu alma
abandonan las playas
de mis mares solitarios.
Pero vuelves…
como las olas a la arena
para premiarme con tu abrazo
y descubrir la alegría.
Derribo entonces
las murallas que levanto
al despedirte, para desviar…
mi mirada, hacia tus ojos claros.




. Creo .
Inquieta, anhelante
creo escuchar tus pasos
invadiendo cada espacio,
tu voz, como un eco
que tiembla en los rincones
avisándome que has vuelto,
y tu mirada,
tu mirada transparente
abrazándose a mis ojos.
Pero es el fin
de este delirio
que me cuenta...
sólo es el viento
que se mece indiferente
negándome el tenerte,
y es un rayo de sol
que extraviado y sin su luz
se quedó con tu mirar.




. Suelo .
Suelo...
añorar los momentos
que no he vivido,
leer aquel poema
no escrito todavía.
Sentir tu piel infinita
sin haberla rozado aún.