Rafael Enrique Moreno
Mi nombre es Rafael Enrique Moreno, tengo
actualmente 32 años, escribo mis obras con el seudónimo “Rafael Enrique” y nací
el 22 de diciembre de 1979 en la ciudad de Villa María, Córdoba, República Argentina.
Mi vocación por la literatura surge de pequeño,
ya que a temprana edad gustaba de leer cuentos y relatos de todo tipo, que
fascinaban mi imaginación y realmente llegaban a mi alma.
Comienzo a escribir aproximadamente a la edad
de la adolescencia, motivado por el típico barullo interno y las necesidades de
búsqueda y expresión características de esta etapa de la vida, condimentado además
con el anhelo y un poco de literatura ya más del tipo espiritual, y muchas
búsquedas y procesos de índole personal, también en este sentido.
Por ese entonces, en mis escritos en definitiva
reflejaba y llevaba al papel todo el producto y el movimiento de mis
reflexiones y vivencias internas, sin el ánimo de publicar en ese momento, sino
más bien como parte de un proceso interno que culminaba de esa forma.
Así estuve mucho tiempo, llevando al papel
todas las luces que llegaban a mi, para iluminar la propia búsqueda interna esa
noche del alma, hasta que llega un momento en que me doy cuenta de que todas
las respuestas a preguntas e inquietudes que yo siempre había tenido para mí,
podían llegar también a ojos y oídos de mis semejantes, en pos de que quizás a
alguien, como ocurrió conmigo, pudiera servirle la lectura, o cuando menos que
ya era mucho, el simple hecho de abrir el ser y compartir el alma.
Es así que podría decirse que nace “Rafael
Enrique” como escritor, en función de esa necesidad de compartir con los demás,
lo que uno siente en si mismo.
De modo que espero que quien lea estas humildes
líneas las reciba gratamente y con el corazón abierto, porque el sentido último
intrínseco a ellas, es precisamente, que viajen de alma a alma…
Gracias. ¡Y hasta la próxima!
“Rafael Enrique”
Agosto de 2012 . Villa María – Córdoba - República Argentina.
. Algo más .
Existe una Voluntad Mayor
que nos guía a todos,
aunque intentemos escucharla
y tratemos de percibirla o no.
Hay una Voluntad Mayor
que nos acompaña a todos,
en pos de que simplemente seamos seres,
un poquito más espirituales de lo que ya somos.
Sé de una Voluntad Mayor
que está siempre junto a nosotros,
tratando de que pasemos,
de ser simples sujetos pensantes,
a integrarnos más con el otro.
Existe, hay, y sé de una Voluntad Mayor
que nos acompaña siempre a todos nosotros,
en pos de que algún día cambiemos
nuestra ruda mentalidad y el foco,
abriendo nuestros corazones,
aunque más no sea tan sólo un poco.
. Desperté y me di cuenta .
Hoy desperté y por fin me di cuenta,
que todo este tiempo estuve soñando.
Desperté y me di cuenta,
que todo realmente está conectado…
Que esta realidad, es tan sólo una pequeñísima
parte,
de un todo mayor, donde todo está aún más
conectado…
Estamos vivos, aquí y ahora, tan sólo para
recordarnos.
Para rememorar ese todo mayor,
donde todo está aún más conectado…
La única valía digna de nosotros mismos,
es la de ser capaces de enfrentarnos a los
propios espejos,
para revelarnos…
Revelarnos a los demás.
Revelarnos en los demás, a su lado…
Hoy desperté y por fin me di cuenta,
que todo este tiempo estuve soñando.
Desperté y me di cuenta,
que todo realmente está conectado…
Todos hemos venido hasta aquí,
tan sólo para recordarnos.
Ni más ni menos que a rememorarnos...
Recordarnos para revelarnos.
Revelarnos en los demás, a su lado…
. El llanto de Gaia… ¡Y su nueva alegría! .
¿Querida Madre… puedo aún pedirte perdón?
Querido Hijo, yo soy tu Madre, como te negaría
mi perdón.
Lo importante no es lo que me hayas hecho,
sino todo lo que aún puedes hacer por mí.
Madre mía… yo no sé que me pasó,
en un punto del camino, algo me ocurrió.
Contaminé tus aguas, vicié tu aire,
no respeté los lugares sagrados,
y caminé por donde no debía.
No hablé bien de ti a los más pequeños,
y no escuché a los verdaderos ancianos.
Con mis hermanos, discutimos hasta reñir,
y me interesé sólo en poseer y conquistar.
Oh, Madre… ¿qué es lo que te he hecho?
¿Cómo me pude olvidar de ti?
Los otros reinos y especies,
comenzaron a temerme,
y huir de mí, fue para ellos,
su mayor verdad.
De mi cuerpo, que es tu cuerpo,
ni me valdría hablar.
Tanto daño yo le he hecho,
tanto descuido y barbaridad.
El abuso irresponsable,
mi falta de identidad.
Y no obstante, él sigue conmigo,
abnegado y servicial.
Nadie me ha castigado hasta estos días,
pero siento un vacío en mi corazón.
Hoy me detengo, y te miro
me tranquilizo, y medito…
¿Cómo es qué todavía estás conmigo, Madre?
¿Cómo es que aún cuidas de mí?
Sé que me he comportado mal,
y que he mancillado tu verdad.
Hoy mi llanto es tu llanto, Madre,
y un nuevo pacto se va a sellar.
Las lágrimas resbalan por mi cuerpo,
llegando hasta ti, humedeciendo tu sagrada
superficie.
Otra vez caigo de rodillas a tus brazos,
pidiéndote perdón por no haber podido ser…
Me recuesto “cuerpo tierra”,
pero esta vez ya no, como antaño,
en pos de guerra.
Esta vez quiero abrazarte, Madre,
querría redimirme y redimirte,
y que mi corazón, volviera a palpitar junto al
tuyo,
como lo era en un principio,
ahora, y siempre.
Deseo volver a tus raíces,
volver a empezar.
Anhelo un mundo nuevo,
y una nueva humanidad.
Y sabes que, Madre…
Quiero también que nos vea mi Padre.
¡Sí, allí en el Cielo!
Ya que dentro de poco,
también deseo aprender a volar…
Y entonces, con mis alas,
que son iguales y como las suyas,
también a él, Yo, Madre,
también a él le podré ir a hablar…
. Para ti .
Es más fácil olvidar que recordar.
Dicen que es más práctico,
sacarte de mi mente que mantenerte en el lugar
Que más cómo dejarte ir que retenerte,
hacerme a un lado que protegerte.
Desvincularme que entrometerme
desviar la mirada a comprometerse.
No. Yo nunca seré así.
Esa forma de ser no es para mí.
Todo lo contrario, en todo caso.
Yo estoy aquí… para ti.