miércoles, 5 de octubre de 2011

Brianna Callum


Brianna Callum


Mi nombre es Karina Costa Ferreyra, aunque firmo mis novelas románticas con el seudónimo: Brianna Callum.
Nací el 20 de marzo de 1975, en Capital Federal, Argentina. Y aunque viví casi toda su vida en Buenos Aires, desde principios del año 2006, mi familia y yo elegimos las Sierras de Córdoba (Argentina), como nuestro hogar permanente.
Desarrollé una temprana afición por la lectura que con el correr de los años se fue incrementando, igual que lo hizo la fascinación que la escritura despertaba en mí. Ya en edad escolar poseía facilidad para crear historias y relatos cortos, ganando en el segundo año de secundaria, un segundo puesto en un concurso literario escolar. Sin embargo, al día de hoy, no conservo ninguno de los escritos de mi infancia y adolescencia.
A pesar de todo, mi escritura sufrió un impás y tuvieron que pasar varios años, -y fue necesaria la intervención de mi sobrina Marisa-, para que me decidiera a plasmar en papel aquellos personajes, historias y situaciones que durante años habían habitado dentro de mi cabeza.
En enero de 2009, sin saber que mi vida a partir de ese instante cambiaría por completo, abrí un documento de word y lo primero que escribí allí, fue un seudónimo. Ese fue el día en el que nació Brianna Callum. Lo siguiente que escribí, fue el título de la que sería mi primera novela escrita, aunque no la primera que saliera a la luz: Mi corazón es tuyo*.
Vi mi primera novela publicada en formato digital (Editora Digital), el 18 de Mayo de 2009. Esa novela fue Diez años después. Con esa misma novela, participé también, en Junio de 2009, en el Especial de Nuevos Talentos, de la web española de novela romántica Autoras en la Sombra.
Durante 2009 y 2010, Editora Digital, continúa publicando mis títulos, posicionándose mi novela El Guardián de mi corazón, desde el 18 de octubre de 2009, en el primer puesto de la lista de los más vendidos de la editorial.
En Abril de 2011, con mi relato Pero me acuerdo de ti... gané el primer puesto en el concurso de relatos Ponle letra a esta canción, organizado por el blog literario español, Alas para Volar.
Soy autora de novela romántica contemporánea, también de época y romance escocés (histórica de ficción). Actualmente, cuento con varios libros publicados y a la venta en formato digital, y con dos libros publicados en papel.


Publicaciones en papel:
En Agosto de 2011, Editorial Pelícano (Ed. de Miami, USA), publica en papel mi novela romántica contemporáneas: Carrusel, la historia de un amor.
En Septiembre de 2011, Editorial El Maquinista (Ed. de España), publica en papel mi novela romántica contemporánea: Mi corazón es tuyo*.

Al escribir, uno de mis mayores objetivos, es lograr plasmar las sensaciones y los sentimientos de los personajes, de tal manera, que resulten papables para el lector.


. Bibliografía de Brianna Callum .


Publicados En Papel
-Carrusel, la historia de un amor (Editorial Pelícano) (Agosto 2011 - ISBN 978-1-937482-22-0)
-Mi corazón es tuyo (Editorial El Maquinista) (Septiembre 2011 - ISBN: 978-84-938890-0-5) 

Publicados En Formato Electrónico (Bajo el sello de Editora Digital)
-Serie Highlands I El guardián de mi corazón;
-Serie Highlands II Rehén de tu amor;
-Serie Enamorados I Mi corazón es tuyo;
-Serie Enamorados II Je t´aime;
-Serie Vidas pasadas I Almas destinadas;
-Serie Vidas pasadas II El guardián de las espadas;
-Título independiente: Diez años después;
-Título independiente: Carrusel, la historia de un amor.

Terminados inéditos - En busca de Editorial
-Título independiente: Siempre has sido tú;
-Título independiente: Besos negados;
-Juramentos de Sangre.

En Producción
-Serie Highlands III Corazones enemigos;
-Título independiente: En las puertas del infierno.

Blog oficial de la autora

E-mail de contacto
brianna.callum@yahoo.com.ar






. Pero me acuerdo de ti….

Relato ganador en el concurso de relatos “Ponle letra a esta canción”, del blog literario español “Alas para Volar”.
Abril 2011


Dos años han pasado ya… Setecientos treinta interminables días, desde que, a causa de una tonta discusión, cruzaste la puerta de salida de la que había sido nuestra casa, y lo hiciste sin siquiera voltear el rostro para mirarme una última vez...
No te importó dejarme atrás, junto con nuestros cinco años de relación, ni a los tantos momentos compartidos… las risas mientras nos hacíamos cosquillas sobre el colchón, para terminar besándonos hasta que los labios nos escocían y la piel pedía a gritos más; los paseos por el parque; las salidas de compras; nuestras interminables charlas; la complicidad que había entre los dos; nuestras miradas…
No te importó sepultar en el olvido los planes y los sueños de un futuro juntos. Aquellos sueños que tantas veces habíamos tejido con hilos de luz de luna, y con música de muchos Te amo susurrados al oído, mientras acurrucados bajo una manta, contemplábamos el cielo nocturno desde la terraza… 
Allí imaginamos a los niños que tendríamos alguna vez, pero que nunca llegaron: la pequeñita de rizos cobrizos iguales a los míos y el niño de impresionantes ojos negros heredados de su padre… Los niños que jugarían a las escondidas entre los árboles frutales del jardín y que se columpiarían en las hamacas que construirías para ellos…
¡Dios! Pero te marchaste, y no te costó nada dejar en el pasado todo lo que había sido nuestro. Diste vuelta la página… o mejor dicho, cerraste el libro directamente, y nunca más volviste siquiera a ojearlo. No volviste a recorrer las páginas que una a una habíamos escrito con nuestra historia.
Nuestra historia…
¿Cuántas veces especulamos, maravillados, diciendo que había sido el destino el que nos había unido?
Una tarde de otoño, demasiado fría para una salida al aire libre, y un encuentro impensado en la puerta de un cine del centro comercial…
A ti te había plantado tu cita y a mí, mi mejor amiga.
Impacientes, mirábamos el reloj, y también en todas direcciones, buscando a quienes deberían haber llegado ya. Buscábamos... hasta que nuestras miradas se encontraron en el camino, y ya nada había existido alrededor…
Mientras me recorrías con tus ojos profundamente negros, tus labios llenos se curvaron en una mueca muy parecida a una media sonrisa de lado. “—¿A ti también te plantaron?” —Me preguntaste, y pude leer incredulidad en tus ojos cuando asentí. Negaste con la cabeza y te acercaste a mí… Aún me parece sentir las mariposas revoloteando en mi estómago cuando recuerdo ese instante.
“—Algún tonto… —Mascullaste—. Yo ni loco te hubiese dejado…” —Me dijiste aquella vez, cuando nuestros caminos empezaron a andar en la misma dirección, y tontamente creímos que sería así para siempre.
¡Maldito estúpido! ¡Dijiste que tú nunca me hubieses dejado!, y sin embargo, lo hiciste… Cinco años después, lo hiciste.  
¿Tan pronto caducaron para ti las promesas de amor eterno?
¿Tan pronto se pusieron rancios nuestros planes y sueños?
¿Tan pronto dejó de ser interesante la vida que compartíamos?
¿Tan pronto murió el intenso amor que decías sentir por mí…?

Tuve que acostumbrarme a dormir con el vacío que habías dejado en mi cama; con el frío que me provocaba el no tener tus brazos alrededor de mi cintura y el refugio de tu amplio pecho.
Tuve que acostumbrarme a despertar en la mañana y no encontrar tus enormes ojos fijos en mí, o tus labios buscando los míos… A desayunar sola, con la mirada perdida posada en tu silla vacía, o en tu taza preferida, tomándose vacaciones en el estante de la alacena…
Después de tu partida, en más de una ocasión, al llegar del trabajo, abrí la puerta de casa esperando encontrarte. Forcé mis oídos, ansiando escuchar tu música favorita, o los sonidos de un partido de fútbol siendo transmitido en el canal de deportes. Aspiré profundamente, buscando algún vestigio de tu perfume fresco y masculino… Pero sólo hallé vacío, silencio, y mi propio perfume frutal.
Después de intentarlo una interminable cantidad de veces, comprendí que ya no regresarías, y tuve que aprender a vivir sin ti…
Utilicé mi empleo para evadirme de tu recuerdo, trabajando más horas de las establecidas en el contrato, y procurando agotarme tanto, que al regresar a casa, no tuviese fuerzas ni para pensar, y así sobreviví día a día a tu ausencia; a la falta absoluta de ti.

Creí que las heridas habían empezado a sanar. Lo creí, y que tonta fui al hacerlo…
Él entró en mi vida hace unos pocos meses... o mejor dicho, quiere ser parte de mi vida. Me trata con dulzura, se preocupa por mi bienestar, intenta mimarme…
Pero yo no puedo.
Es un buen hombre y sé que me quiere. Estoy convencida de que si él se hubiese cruzado en mi camino siete años atrás, podría haberme enamorado de él; no obstante, no fue así y mi corazón ya no tiene espacio para alguien más que no seas tú.
Una y otra vez me repito que tengo que dejarte ir. Que debo rehacer mi vida y dejarte atrás, igual que tú hiciste conmigo.
Me digo que tengo que darle una oportunidad a él, y a mí misma. Mirar hacia adelante y ya no volver el rostro a tu recuerdo… Que merezco volver a ser feliz.
A veces creo que podré lograrlo.
Paso un día, dos, tres; obligándome a no traerte a mi mente. Cuento los días y me permito sonreír lastimosamente ante semejante logro…
Pero me acuerdo de ti…
Vuelvo a acordarme de ti… Siempre.
Entonces la realidad me golpea con su puño más violento, justo en el centro del pecho, dejándome sin aire y con el corazón desgarrado.
Me acuerdo de ti; de lo que fue y de lo que perdimos, y mi mundo se hace pedazos a mí alrededor, como millones de espejos haciéndose añicos y cayendo a mis pies.
Me acuerdo de ti… ¡Maldición! Siempre me acuerdo de ti, y comprendo, dolorosamente, que ya nadie podrá ocupar tu lugar; que estoy condenada a vivir en soledad y ansiando tú regreso.
Soy una estúpida, lo sé…

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Soy una estúpida porque debería odiarte con toda mi alma, pero la realidad es que sigo amándote igual que el primer día, y aunque en mi interior sospechaba de mis sentimientos, lo comprobé finalmente hoy y de manera abrupta, cuando después de dos años, volví a verte…
Abrí la puerta sin saber que sería a ti a quién encontraría del otro lado, y al hacerlo, tu imagen me asaltó por sorpresa. Mi corazón se detuvo un instante, igual que pareció detenerse el tiempo mientras nuestros ojos volvían a encontrarse.
Debería odiarte, pero todo el amor que había sentido y que aún siento por ti, al verte, inundó ferozmente cada célula de mi cuerpo, haciendo vibrar hasta mi alma.
Por esa razón también, porque te amo, porque nunca dejé de amarte; fue que cuando te dejaste caer de rodillas a mis pies, implorándome perdón, no pude contener tampoco mis lágrimas y me uní a ti allí en el suelo, en un abrazo interminable y regalándote los besos que tu boca buscaba frenéticamente en la mía.
Porque te amo, y porque sé que no podría soportar otro tiempo sin ti, ahogándome sólo en tu recuerdo, es que te he perdonado y sé que hice bien…
Me vuelves a pedir perdón y me juras que nunca volverás a dejarme; que ya aprendiste la lección. Me confiesas que nunca dejaste de amarme, y que tu vida sin mí fue un infierno, igual que lo fue la mía.
Me dices que los recuerdos de todo lo que teníamos y tontamente habías intentado dejar atrás, te atormentaban día y noche, y no te permitían siquiera respirar, a causa del dolor que te provocaban.
Me dices una y otra vez que me amas, que nunca has amado a ninguna otra… Reconozco en tus ojos empañados que me dices la verdad, y yo te creo. Quiero creerte; mi corazón alborotado me pide que te crea y vuelva a confiar en ti, y aunque sé que no resultará fácil, decido arriesgarme a intentarlo.
Tú y yo, otra vez juntos, y ya no es sólo un recuerdo…
Sonrío… Vuelvo a sonreír de verdad después de tanto tiempo, y mi sonrisa se baña con las lágrimas que los dos derramamos mientras nuestros labios vuelven a unirse en un beso profundo, un beso que pretende borrar el dolor pasado. Un beso cargado de promesas que esta vez, me juras, son para siempre…




Hecho el depósito que marca la ley, Registro N° 929667, en la Dirección Nacional de Derechos de Autor.