martes, 13 de noviembre de 2012

Marcela Rosales


Foto de Darío Leiva (La Bandada)
Una pregunta que se les suele hacer con cierta frecuencia a los escritores es ¿desde cuándo escribe usted? Sin embargo, la pregunta relevante a mi modo de ver sería ¿desde dónde se escribe? Al menos en mi caso, la espacialidad - en sentido geográfico y simbólico - ha jugado un papel determinante en mi necesidad de escribir. Aunque nací en Córdoba, crecí en el sur, en un pueblo de la provincia de La Pampa, en un ambiente familiar donde predominaban las vivencias de desarraigo. Mis padres no eran de allí y no teníamos familiares directos. Los libros, la música y los amigos que hicieron las veces de familia se convirtieron en nuestra pequeña patria, pero cierto sentimiento de orfandad persistió en las lecturas escogidas, en las melodías compuestas por mi padre en su guitarra y en los amigos elegidos, de los cuales presentíamos que un día habríamos de separarnos también. 


Y así fue, en efecto, cuando con parte de la familia regresé a vivir a Córdoba. Yo tenía 15 años y a partir de ese momento, las experiencias infantiles -un tanto diletantes y nostálgicas-  de escritura previa, se fueron transformando paulatinamente en mi único modo de habitar el exilio. Los poemas de mi primer libro "Versos como naves" (EDUCC, 2005) - sonetos- llevan consigo, a la deriva y sin poder jamás vencer la distancia, el amor que no pudo ser, la música del padre ausente y las lecturas de Miguel Hernández, compartidas en las silenciosas noches pampeanas. Mi segundo libro, "Con tu pie desnudo" (Alción, 2008) sale en busca de otra musicalidad, la que está ligada a mi experiencia temprana en la danza, como una forma de reapropiarse de un espacio que siente ajeno y que resulta imperioso resignificar. Finalmente, mi último libro publicado "Ciudad de huecos" (Alción, 2011) refleja el arribo al sitio preciso desde donde escribo, el cual después de tantos balbuceos, comienzo a saber nombrar. "Habitamos los huecos", como dice Santiago Augustu, un amigo pampeano -músico y poeta- con quien voy aprendiendo a hacerlo. 

El gran Césare Pavese afirmó alguna vez que se escribe desde una conmovida perplejidad ante una tierra desconocida. Creo que eso resume bellamente todo lo anterior. Desde esa conmovida perplejidad que a veces llega hasta el ahogo, bajo un cielo sin regreso escribo para poder respirar.

Marcela Rosales, noviembre de 2012.



. Dos comediantes .

                  “Si sigo acobardado y no me dejo ver
                   ¿ocuparás mi lugar? Gracias.
                   Tu hermano mayor,
                                                   Groucho”

Y un día, nosotros también nos fuimos.

Salíamos de madrugada a enfrentar la ciudad
con los demás fantasmas de las siete.
Yo subía al micro apretujada entre los cuerpos
helados, sólo para ir entrando en calor.

Vos recorrías el colegio buscando señales,
un pequeño gesto que delatara al impostor.
Pero nada, eran muy estrictos en esa cofradía
de espectros.

Para el mediodía ya estábamos escondidos
en el hueco. Los sillones dejaban de ser cama
y aprendían a ser mesa. Yo sólo sabía hacer arroz.

Comíamos en silencio enterrando en las
flores de porcelana el olor de las magnolias.

Después, yo te leía el Quijote y llorábamos
a carcajadas.


* * * * * * * * * * * *


. Autómata .

Hay trenes que se empacan en maletas
aviones que se guardan en sombreros,
barcos que se doblan en pañuelos
y carrozas que se calzan con los guantes.

Las estaciones, en cambio, no caben,
no caben.

(Se extienden por el mundo como rieles
y nos dejan varados)


* * * * * * * * * * * *


. Hospital .
       
                     “Me quemaré en tu sol, Concepción”
                                                         Hugo Rosales

Rías negras      
      rías de la vida
                  rojas rías.

El pico nevado en lo alto
miasmas flotando en lo bajo.        
Cuerpos dolientes-padres ausentes
sombras helándose al sol.

La mujer in
              /
        grávida
el hijo no
            /
         nato
el padre no
           /
      muerto.

El hijo anudado a la madre
la madre anudada al padre
el padre anudado al cable
el cable anudado al viento
el viento anudado al hueco
de mis venas abiertas:

gota-goteo remedio
                    rojas rías
gota-goteo alimento
                    rías de la vida
gota-goteo excremento
                    negras rías.

Hijos silentes-tumbas pacientes
sombras helándose al sol.


 Marcela Rosales (Ciudad de huecos, Alción, 2011)


* * * * * * * * * * * *



. Nighthawks .



             “‘Comunicarse’ es una palabra
                    abusada, como ‘amor’.”
                    Charles Bukowski

Una noche cuando tenía diez años
mi padre me llevó al desierto,
me entregó una escopeta y un candil
y se marchó. ¡Buena caza! -fue todo
lo que dijo-. No lo volví a ver.

Buena caza –coreé chocando
mi vaso contra el tuyo vacío.
Vos le pediste al barman
un whisky decente.

Cuando tenía catorce años,
después de otra trifulca familiar
le grité a mi padre que se fuera
de una maldita vez y nos dejara
en paz. Esa noche en el patio
de casa con la falda enroscada
en la cintura, escalé los 3 metros
de la antena de tv. y me hamaqué  
sobre el vacío por horas.

Vos escuchaste por un momento el blues
que se filtraba a través del mostrador
y evaluando el trago a trasluz dijiste:

Nada mejor que invertir la perspectiva.



Pintura de Edward Hopper.

18 comentarios:

  1. Wow!! Marcela, exquisitas tus imágenes, que desde ya he echo mías un poco, las he degustado y disfrutado... no como pan ajeno, si no como algo común en mi alma de escribidora y aspirante de poeta. Que mas puedo decirte, me faltan las palabras, son tuyas... y esta vez me las has prestado por un rato. Me han gustado, me han gustado tus poemas, gracias por este regalo.
    Eugenia Elizondo
    Tijuana BC, Mexico.

    ResponderEliminar
  2. Marcela, me gusta tu poesía, su estilo, el ritmo que llevas y ese desarraigo presente en todos tus poemas, realmente me llega muy hondo porque conozco el desarraigo de cerca o mejor estoy inmerso en el por eso se que cuándo se está lejos de la tierra de todo lo que uno amó lo que sucede a nuestro alrededor es ficción, gracias Marcela por tan significativos poemas.

    Un fuerte abrazo.

    Maria Elena Tolosa

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias Eugenia y María Elena, por sus palabras y por demorar por unos minutos la vida en este espacio-tiempo otro, propicio para el encuentro, que gesta la poesía. Una alegría inesperada descubrir que estos poemas son leídos por una hermana mexicana. Abrazos! Marcela Rosales

    ResponderEliminar
  4. Marcela realmente hermosa tu poesia. El desarraigo atraviesa todo lo que he leido y le da un a tu forma de escribir lo infinito combinado con lo suave y descriptivo. Me encanto. felicitaciones
    Gustavo Verdu.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Gustavo, una alegría encontrar tu comentario. Un beso, Marcela

      Eliminar
  5. Me hace bien tu poesía, me trae tu voz y tu imagen leerte…

    ¿Desde dónde escribes? si a veces creo que todos tus días los vives siendo poeta, eres poeta desde el centro hasta cada uno de tus bordes, llevas toda una vida de sentimientos desbordantes, contagiosos. Haces carne al lector, lo envuelves y como Hopper lo paralizas en un instante, en una chispa apenas previa a lo que se desencadena internamente.

    Insisto, me hace bien tu poesía!!

    ResponderEliminar
  6. Gracias Marco, me emociona profundamente lo que escribiste y lo valoro mucho, porque son palabras de un poeta que es sensible y crítico, pero sobre todo porque nacen del afecto, que es mutuo. Marcela

    ResponderEliminar

  7. Después de las palabras del Poeta Marco Marino.. no queda nada por decir, hermosa crítica.
    Sólo me resta seguir disfrutando, desgarrando y palpitando cada una de las Poesías de Marcela Rosales, Filósofa, gran Poeta y excelente Amiga !
    FELICITACIONES MARCE Y GRACIAS DARIO por publicar.Abrazos.
    Cristina González

    ResponderEliminar
  8. Si de caballitos de batalla se habla, diría que estos poemas son sin lugar a dudas, una carta de presentación excelente. Hay en vos Marce, una mirada que toca el corazón, hace un nudo en la garganta y en el estómago, nos obliga a ver tras un vidrio empañado, siempre hay más detrás de tus palabras. No hay dudas tampoco que el afecto nos pone más atento el ojo y nos sumergimos más allá de la palabra, las historias de vida vibran en los versos cuando se dicen intensos y tan bien.
    A seguir en esto con el mismo esplendor.

    Lily Chavez

    ResponderEliminar
  9. y todas las palabras, las emociones, los sentimientos: son vos. vos, con esa fuerza increíble para transmitir que nace desde tu cuerpo pequeño,pero tan inmenso, con su hondura que sale desde tu interior, tan como si nada, y sin embargo, marce. me traspasa. ¡ qué bello releerte! un abrazo. susana zazzetti.

    ResponderEliminar
  10. gracias Cris González, poeta y amiga querida!! Lily y Susana, dos voces poéticas que admiro, pero además maestras en este quehacer e infatigables lectoras. Gracias por sus palabras, son muy significativas para mí. Besos, Marcela

    ResponderEliminar
  11. "qué antiguo tiempo hace hoy en nosotros", diría Quignard, dicen los poemas de Marcela en contraposición a la poesía que anuncia a lo que está por venir. Es una poeta de oficio, visceral, estética y con ritmo propio. Una poeta no solo para leer sino para retener su palabra. Un abrazo Marcela.

    ResponderEliminar
  12. Sostener la voz poética a pesar de la dureza de las temáticas que acercan los poemas de Marcela Rosales, originalidad y permanente búsqueda y no se si me hacen bien como a otros lectores, a tiempos me hacen sufrir las temáticas porque me incumben, y me revelan la desnudez del ser humano, lo que sí hace bien es leer poemas de una poeta de excelencia. Me saco el sombrero. Afectuosamente. marta comelli.

    ResponderEliminar
  13. Gracias querida Laura, si hay alguien que lleva merecidamente el nombre de poeta sos vos, toda mi admiración y afecto. Marta, gracias por acompañarme en esa búsqueda y amparar en tu amistad y en tu poesía mi desnudez, abrazo grande.

    ResponderEliminar
  14. Creo que comparto con Marcela , la necesidad de escribir para poder respirar y quizás su poesía me convoque a desconocer lo conocido, a entender lo cotidiano como una fina película que tapa territorios desconocidos que muchas veces no nos atrevemos a explorar, porque quizás no tengan algún destino, y el riesgo de la desnudez sea muy grande. .." Esa mujer recostada/ sobre el quicio de/ una puerta abierta/ a sus espaldas que oye una música/ que acaricia el alma... pero se niega a tararearla" Los huecos que encontramos bajo la pelicula de lo cotidiano producen tal impacto que nos paralizan y aun así seguimos buscando... recomiendo "Ciudad de huecos" como una libro de descubrimiento de la realidad por otras vías..muy convocante y llamado a inaugurar quizás otros caminos de acceso.. a nuestras búsquedas y desencuentros..un abrazo VICTOR GARCIA

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Compañero de búsquedas, así es Víctor, claro que el riesgo es grande y qué bueno que somos de los que lo tomamos. te agradezco tus palabras sobre mi libro, una descripción bella y acertada. Un abrazo grande!!

      Eliminar
  15. Marcela hace con las palabras lo que Edward Hopper hace con su pincel, imágenes de soledad y desgarro en ciudades de huecos, en ciudades huecas. Tuve la suerte de conocer y degustar estas finísimas poesías en largas noches vuelo, de soledad y companía, de realidad y virtualidad. Gracias Marcela por haberme permitido conocer los entretelones de ese mundo desnudo desde las páginas de Ciudad de Huecos.

    Un abrazo grande!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a vos, por estas palabras, por tu compañía y tu música mientras la Ciudad de huecos se dejaba escribir. Este libro dedicado a mi padre, es tuyo también. Abrazo grande, Marcela

      Eliminar

Lector, tu mensaje no aparecerá inmediatamente, sino que será revisado por un moderador. Una vez que esto suceda será publicado y estará visible para todos. Los mensajes deben firmarse con nombre y apellido. Gracias por compartir tus palabras.